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Una historia de expolio y saqueo


El 21 de junio de 1813 a las cuatro de la tarde, los soldados franceses huían a la carrera, en desbandada y sin mirar atrás, a través de la llanada alavesa hacia Pamplona, tratando de evitar que las tropas británicas, portuguesas y españolas les dieran alcance y les aniquilaran.

El ejército imperial, al mando del rey José Bonaparte, hermano de Napoleón, acababa de sufrir una desastrosa derrota frente a las puertas de Vitoria. A punto de verse rodeado, el Rey había ordenado la retirada general sin tiempo para salvar nada del material que transportaba el ejército y abandonando a su suerte a los cientos de familias de civiles – los “afrancesados” españoles– que marchaban al exilio por miedo a las represalias de sus compatriotas. El descalabro militar anunció el final de la invasión francesa de España y el fi nal de una guerra que durante cinco años causó cientos de miles de muertes y dejó al país en la ruina absoluta.

Cuando los vencedores se abalanzaron sobre los carromatos de los vencidos encontraron armamento, documentos confi denciales e incluso cofres llenos de monedas con la paga de la tropa. Sin embargo, en los carros pertenecientes a José Napoleón, – los que contenían el equipaje personal del “Rey Intruso”, – asomaban otro tipo de objetos: lienzos enrollados de Velázquez, de Ribera y de Murillo, lujosos tapices, códices medievales, joyas… ¿Qué eran todas aquellas riquezas? ¿De dónde procedían?

Ven al Archivo Histórico Provincial de Álava a conocer esta historia de saqueos y robos y aprende cómo se organizó y ejecutó uno de los mayores expolios de obras de arte de la historia y cómo un vitoriano logró recuperar muchas de ellas años después.

Y recuerda que aún queda una parte del tesoro francés escondido ¡Sigue las pistas del plano para encontrarlo!